Deambulo por las calles del Albaicín, recorro el Palacio de la Alhambra, el Generalife y hago una parada en el Mirador de San Nicolás desde donde las vistas, son increíblemente bellas. Todo emana una especial y potente energía. Creo escuchar la voz del gran poeta, el de sus mujeres duras, reprimidas, frustradas, oprimidas pero imponentes, que me pregunta: ¿por qué?, verás Federico, viviste en una época equivocada y en un sitio que no era el tuyo, donde imperaba la poca cultura, la ignorancia, la mediocridad, la incomprensión, la envidia y la homofobia (por ser como eras y lo que eras), y el fascismo.
Sigo mi camino por el Paseo de los Tristes y por las márgenes del Darro hasta llegar a la Pza. Nueva. Un árbol frondoso me protege y cobija del durísimo sol granadino, mientras aspiro la fragancia y la frescura que baja de lo alto de los jardines de la Alhambra.-
Granada, julio 2011
Martín Mujica
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